La seguridad marítima, gracias al uso de tecnología aplicada en vehículos aéreos no tripulados, está ampliando su rango de acción en puertos, haciendo con esto un gran aporte al cumplimiento de la norma OMI 2020. ¿Será esta una solución en materia de seguridad ambiental para las ciudades portuarias inteligentes?
La Agencia Europea de Seguridad Marítima (EMSA) desde hace algún tiempo aprobó la implementación y uso de drones o RPAS (sistema de naves pilotadas a distancia) para colaborar en los trabajos de vigilancia marítima con autoridades y guardias costeras de los países miembros de la Unión Europea.
Sin embargo, recientemente, esa labor de vigilancia ha dado un paso más lejos, porque el uso de drones se está enfocando además en medir el nivel de emisiones contaminantes, en embarcaciones que transiten cerca de los puertos.
Pero ¿cómo una solución de seguridad marítima ayuda a cumplir con la OMI 2020?
Desde que inició el año, son varios los países y empresas de tecnología RPAS que están colaborando con las autoridades marítimas en el control y medición de emisiones contaminantes de los buques, a fin de determinar quién cumple y quién no con la norma implementada por la Organización Marítima Internacional.
Para llevar a cabo esta labor están usando drones de empresas como UMS Skeldar, por ejemplo, la cual ha dispuesto de su modelo V-200 para pruebas de control de emisiones de óxido de azufre emanadas desde los buques que transitan por aguas danesas.
El Skeldar V-200, así como el “súper – dron” que emplea el puerto de Róterdam, u otros modelos de vehículos aéreos no tripulados (UAV) como los que usa Hong Kong, Shenzhen y la autoridad marítima de Noruega, poseen un sensor de gas (inhalador) que les da la capacidad de detectar emisiones de óxido de azufre al ubicarse encima de la chimenea de las embarcaciones.
Posterior a la recolección de la información del aire, estos UAVs pueden enviar los datos recolectados en tiempo real al centro de operaciones ubicado en el puerto o a las autoridades marítimas competentes. De ser el análisis del porcentaje de azufre utilizado en el combustible quemado por el barco mayor al permitido por la OMI (que fue establecido en 0,5%), la autoridad encargada de la seguridad marítima puede evitar que la embarcación ingrese a los puertos y terminales. De esta forma las ciudades portuarias inteligentes van purificando el aire que respiran y mejorando su calidad de vida.
Si bien la seguridad marítima implica la aplicación de derecho internacional y de leyes nacionales, así como garantizar la libertad de navegación en todo tipo de aguas, también debe velar porque estén protegidos los ciudadanos, las infraestructuras, el transporte, el medio ambiente y los recursos marinos.
Es por ello que, con esta normativa, la OMI no sólo previene la contaminación del mar que produce el paso de buques por ellos, sino que incentiva el desarrollo y uso de tecnología marítima sostenible y de soluciones digitales que permitan ciudades portuarias más inteligentes, en las cuales la seguridad marítima aplique para todas direcciones: cielo, mar y tierra.